dimarts, 8 de juny del 2010

Highschool Bizarre Chronicles Capítulo 4 (IV)

Alexander Hummingbird se quedó contemplando con desolación como el coche en el que iba montada la enana traidora de su hermana desaparecía entre las calles demasiado transitadas de Backshead. La muy cerda había subido al coche tranquilamente, sin mirarlo, aun sabiendo que lo estaba abandonando a un retraso seguro. De hecho, era lo mismo que había hecho su madre unos minutos antes. Qué familia más cruel era la suya.
- Lo siento, Al, pero en el coche sólo hay plaza para uno. ¿Lo entiendes, verdad? –le había dicho Baby muy sonriente des de la ventanilla, y el vehículo había arrancado.

Al le había levantado el dedo del corazón mostrándole todo su amor fraternal. Cuando se convenció que ya no volverían a buscarle, se había puesto a meditar cual era la ruta de llegada al St. Puff más rápida.
Estaba justo en el límite dónde se terminaba el enorme complejo de Waterfall y empezaba Backshead con todo su esplendor, una zona que él no conocía demasiado. Para ir al instituto la cruzaba en coche, y como la casa de Nick y Doris hacia otra dirección, nunca se había visto obligado a recorrerla a pie.
Examinó la calle.
Era una amplia avenida con varios bloques de edificios pintados de un color crema suave, con árboles plantados sendos lados de la acera. No había demasiado tránsito; apenas un par de coches circulaban pausadamente. A un lado, una aglomeración de gente se apiñaba contra una pared, mirando al cielo. De ellos provenían exclamaciones diversas, que iban desde el ‘¿Qué pasa?’ hasta el ‘¡Que alguien llame a la policía!’.
Nada realmente interesante.
Se miró las deportivas, absorto, mientras intentaba idear una excusa lo suficientemente buena como para que la profesora…
¡Un momento! ¡¿Policía?!
Se acercó rápidamente al montón, con la cabeza a diez mil por hora. Es decir, era normal que la policía tuviese que operar en Backshead, pero ¿por qué la gente miraba al cielo?
‘Sabía que esto pasaría’ se dijo Al a sí mismo, hallando la respuesta, ‘hemos entrado en la Tercera Guerra Mundial y Russia viene a hacernos mierda con su última versión de bomba atómica’.
Pero no, lo que la gente miraba no eran bombarderos. Ni siquiera era el cielo.
En el noveno piso del edificio, en uno de los balcones de cristal que sobresalían, un joven parecía dispuesto a tirarse para acabar con su, probablemente miserable, vida. La gente clamaba que lo pensara dos veces, que lo que estaba a punto de hacer era algo irrevocable, que se iba a arruinar la vida, y una larga lista de etcéteras. Incluso había un mediador con un megáfono intentando establecer contacto con él, y hacia unos instantes acababa de llegar un camión de bomberos que había empezado a montar el equipo de socorro. Pero el chico no parecía muy dispuesto a escuchar.
- Váyanse, en serio, no tienen de qué preocuparse…-les iba gritando él.

En esto Alexander estaba de acuerdo. Tampoco compartía el morbo de ver como alguien se revienta la cabeza contra el pavimento. Empezó a andar en dirección contraria cuando el hombre el megáfono empezó a hablar de nuevo:
- Pero chico, piensa en tus padres, en tus hermanos, en tu novia…
- ¡Que se largue! – chilló el joven, visiblemente fuera de sus casillas- Y ustedes, no es necesario que suban…- añadió en cuanto los bomberos, con rostros pétreos, empezaron subir un la escalera para alcanzarlo.
Al se quedó quieto a un lado de la calle. Pensándolo mejor, quizás esto terminaría siendo algo divertido de ver. Con un gesto travieso, sacó su móvil de última generación y empezó a grabar la escena.
Los bomberos habían agarrado al chico por la fuerza y lo bajaban prácticamente a rastras, y él finalmente había optado para dejarse hacer dócilmente. Al suelo, la mayoría de la congregación suspiraba aliviada de que todo hubiera terminado bien, y empezó a dispersarse a los pocos segundos bajo las órdenes del que parecía el jefe de bomberos, en cuando estos consiguieron llevar al suicida sano y salvo hasta el camión y lo cubrieron con un par de mantas. El chico hizo un gesto de hastío.
‘Frustración post-mortem’, se dijo Al a sí mismo, y empezó a reír de su propia ocurrencia.
- ¡Eh, tú, chaval! –uno de los bomberos le increpó mientras se le acercaba con cara de malas uvas. Al se dejó de reír de golpe.- ¡Esto no es ningún espectáculo! ¡Venga, apaga ese móvil y vete!
Alexander asintió enfáticamente, y se apresuró a cumplir órdenes. Ese hombre medía al menos dos metros. Dio media vuelta, recordando repentinamente que tenía una clase a la que asistir, cuando notó una mano enorme sobre su hombro. Era el bombero.
- Espera – le dijo con voz de ultratumba. - ¡Soy menor! –exclamó él como acto reflejo.- ¡Si me haces algo te pasarás media vida en la cárcel!
El hombre lo miró con extrañeza, y sacudió la cabeza, mientras señalaba un punto de detrás suyo con el pulgar.
- Ese chico me ha dicho que te conoce. Ve un momento con él mientras viene la policía.
Al lo miró sin comprender, siguiendo con la mirada el lugar dónde le indicaba King-Kong. Se refería al suicida.
Antes de poder decirle que él no había visto a ese espécimen en su vida, el hombretón ya lo había agarrado por el brazo y lo arrastraba hacia el camión. Díselo, le dijo su voz interior a Al. Dile que tú no le conoces.
En vez de eso, lo único que salió de su boca fue:
- ¿Va a venir la policía?
El hombre asintió.
- En este estado, el suicidio es un delito. La pena es que en la mayoría de los casos no se puede castigar a los culpables.
Y con un último empujón lo plantó delante el joven.
- ¿Es amigo tuyo?- le inquirió el bombero.

2 comentaris:

  1. :O!!!! s'enamora del suïcida??? que fort!!
    per cert, a dalt has posat que és el capítol IX, o sigui, 9 :S!
    va va vaaaa, he de llegir la continuaciooo quins nerviis!! aixo es 10.000 vegades millor que una telenovela:D!
    per cert, m'ha semblat genial la frase del bomber: "En este estado, el suicidio es un delito. La pena es que en la mayoría de los casos no se puede castigar a los culpables."
    este mundo está loco!

    PD. per que suposes que la tercera guerra mundial seria E.E.U.U. contra Rússia? pensa que Japó comença a tenir molt poder ù_ú

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